Ora Vocacional

JORNADA DE ORACIÓN  POR LAS VOCACIONES. 19 de abril de 1.997

Situación ( Monición )

 

Estamos reunidos en torno a ti, Jesús. Tú nos convocas para que nos sin­tamos Iglesia. Queremos armonizar nuestro amor a ti con el compromiso «EN LA IGLESIA». Nos gustaría poder descubrir con alegría que la Iglesia es nuestra Madre. Y amarla, quererla y sentirnos de verdad sus hijos. A veces nos cuesta, pero Tú, Señor, nos ayudas. Confiamos también en los compañeros, o mejor, en los HERMANOS. Por eso te pedimos juntos que abras bien nuestros ojos y nuestro corazón.

Canto: Ven y sígueme

 

TÚ, SEÑOR, ME LLAMAS; TU, SEÑOR, ME DICES:  «VEN Y SÍGUEME,  VEN Y SÍGUEME» . SEÑOR, CONTIGO IRÉ.  SEÑOR CONTIGO IRÉ.

1.- Dejaré en la orilla mis redes, cogeré el arado contigo, Señor; guardaré mi puesto en su senda, sembraré tu palabra en mi pueblo, y brotará y crecerá. Señor, contigo iré. Señor, contigo iré. TÚ, SEÑOR, ME LLAMAS.

2.- Dejaré mi hacienda y mis bienes,  donaré a mis hermanos mi tiempo y mi afán; por mis obras sabrán que tú vives; con mi esfuerzo, abriré nuevas sendas de unidad y fraternidad.  Señor, contigo iré. Señor, contigo iré. TÚ, SEÑOR, ME LLAMAS .

Oración (Todos)

CRISTO TE NECESITA

Jesús amigo, nosotros tenemos tu secreto,

el secreto de un nuevo mundo, de una nueva sociedad.

Podremos ser como tú nos soñaste,

seremos felices si acogemos tu mensaje.

Es un mensaje en clave,

por eso hay mucha gente que no lo entiende.

Tampoco nosotros seremos comprendidos

si aceptamos cumplirlo en nuestras vidas.

¿Podremos llegar a entenderlo algún día?

Tú nos aseguras que seremos felices

si sabemos compartir con los demás:

si soportamos las ofensas sin vengarnos,

si sentimos en nosotros las desgracias ajenas,

si buscamos el interés del compañero

por encima de nuestros propios intereses

si tratamos de comprender y perdonar;

si nuestra mirada y nuestro corazón son limpios;

si ponemos paz y amistad a nuestro alrededor.

Jesús, es sencillo decir esto, pero nada fácil.

Por eso te pedimos ayuda y ánimo para emprender la marcha.

Lo que nosotros no podamos,

que lo realice tu Espíritu en nosotros

para que cada día nos sintamos más unidos

y construyamos una sociedad

más humana y más cristiana,

tal y como tú deseas.

Gracias, Jesús, porque tu amistad y compañía

están siempre con nosotros.

Salmo ( Todos )

CRISTO TE NECESITA

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo.

Por ti, que me llamas de nuevo a la existencia.

Por ti, que animas mi vida y la despiertas.

Por ti, que abres mis ojos y mi corazón a la luz

y me llamas a estar atento y vigilante.

Por ti, que me quieres presente, despierto,

todo entero y en armonía.

Tengo sed de tí, de tu amor y lealtad,

de tu paz y tu perdón.

Tengo sed de ti, de tu pureza y alegría,

de tu fortaleza y tu bondad.

Mi carne tiene ansia de ti

como tierra reseca, agostada, sin agua.

Todo mi ser se abre a tu gracia

esperando el rocío de la mañana;

esperando la vida que viene de ti.

Mi corazón se alegra

viendo tu fuerza y tu gloria en mi.

Tú me das razón para existir.

Tu vida es el sentido de la mía.

Tu lealtad vale más que la vida.

Tu amistad, más que todos los triunfos.

Quiero saciarme de tu presencia;

quiero llenarme de tu Santo Espíritu;

quiero sentirme en plenitud de tu gracia.

En el lecho me acuerdo de ti.

Tú estás despierto en mi noche.

Cuando me despierto en el silencio de la noche

mi corazón descubre que tú vives en él.

A la sombra de tus alas canto con alegría.

Mi aliento está pegado a ti, tu amor me sostiene.

Mi corazón se alegra contigo, Dios mío,

porque mi vida te pertenece.

Mi corazón se alegra contigo, Dios mío,

porque tu vida me pertenece.

Oh, Dios, por ti estoy siempre despierto.

Por ti me mantengo en vela, vigilante.

Por ti madrugo cuando hay tinieblas en mi vida.

Por ti comienzo siempre, aunque me sienta cansado.

Oh Dios, tú eres mi Dios: ¡un Dios vivo!

Tu Palabra : Lectura del Profeta Isaías (43, 16-21)

 

Así dice el Señor, que abrió el camino en el mar, y senda en las aguas im­petuosas; que sacó a batalla carros y caballos, tropa con sus valientes: Caían para no levantarse, se apagaron como mecha que se extingue. No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo. Mirad que realizo algo nue­vo: ya está brotando, ¿no lo notáis?. Abriré un camino por el desierto, ríos en el yermo; me glorificarán las bestias del campo, chacales y avestruces, porque ofreceré agua en el desier­to, ríos en el yermo, para apagar la sed de mi pueblo, de mi escogido, el pue­blo que yo formé para que proclamara mi alabanza.

Palabra de Dios.

Canto: ¡Qué detalle!

 

QUÉ DETALLE, SEÑOR, HAS TENIDO CONMIGO, CUANDO ME LLAMASTE, CUANDO ME ELEGISTE, CUANDO ME DIJISTE QUE TÚ ERAS MI AMIGO, QUE DETALLE, SEÑOR, HAS TENIDO CONMIGO.

1.- Te acercaste a mi puerta, pronunciaste mi nombre. Yo, temblando te dije: «Aquí estoy, Señor». Tú me hablaste de un reino, de un tesoro escondido, de un mensaje fraterno que encendió mi ilusión.

2.- Yo dejé casa y pueblo por seguir tu aventura. Codo a codo contigo comencé a caminar. Han pasado los años y, aunque aprieta el cansancio, paso a paso te sigo sin mirar hacia atrás.

3.- ¡Qué alegría yo siento cuando digo tu nombre! ¡Qué sosiego me inunda cuando oigo tu voz! ¡Qué emoción me estremece cuando escucho en silencio tu palabra que aviva mi silencio interior.

Reflexión

 

«Había una vez un huerto lleno de hortalizas, árboles frutales y toda cla­se de plantas. Como todos los huertos, tenía mucha frescura y agrado. Por eso, daba gusto sentarse a la sombra de un árbol a contemplar todo aquel verdor y a escuchar el canto de los pájaros. Pero un buen día comenzaron a nacer unas cebollas especiales. Cada una tenía un color diferente: rojo, amarillo, naranja, morado. Y sus colores eran irisados, deslumbrantes, centelleantes, como el color de una mirada, o de una sonrisa, o el color de un bonito recuerdo. Después de grandes investigaciones sobre la causa de aquel misterioso resplandor, resultó que cada cebolla tenía dentro, en el mismísimo corazón – porque las cebollas también tienen su corazón – una piedra preciosa. Es­ta tenía un topacio: la otra, una aguamarina; aquella, un lapislazuli, la de más allá, una esmeralda… ¡Una verdadera maravilla!. Pero, por alguna incomprensible razón, se empezó a decir que aquello era peligroso, intolerable, inadecuado y ¡hasta vergonzoso!… Y las bellísimas cebollas tuvieron que empezar a esconder su piedra pre­ciosa e íntima con capas y más capas, cada vez más feas y oscuras, para disi­mular como eran por dentro, hasta que empezaron a convertirse en unas ce­bollas de lo más vulgar. Pasó entonces por allí un sabio, al que le gustaba sentarse a la sombra del huerto y que sabía tanto que entendía el lenguaje de las cebollas, y em­pezó a preguntarles una por una: – “¿Por qué no te muestras como eres por dentro?». Y ellas le iban respondiendo: – «Me obligaron a ser así… Me fueron poniendo capas… Incluso yo me puse alguna, para que no me dijeran….» Algunas cebollas tenían hasta diez capas y ya casi ni se acordaban de por qué se pusieron las primeras. Y, al final, el sabio se echó a llorar. Y cuando la gente lo vio llorando, pensó que llorar ante las cebollas era propio de personas muy inteligentes. Por eso, todo el mundo sigue llorando cuando una cebolla nos abre su corazón. Y así será hasta el fin del mundo.

Silencio meditativo      …                   …             …                 …           Padre nuestro

Oración final (Todos)

 

Felices los jóvenes que celebramos nuestra fe en comunidad, / porque pasaremos de una fe heredada a una fe personal, / responsable y comprometida. Felices quienes consideramos el ser cristianos / como estar de fiesta con Jesús, / porque nuestra opción cristiana la viviremos / como libertad, acogida, entrega y felicidad. / Felices los jóvenes que necesitamos vivir en comunidad / para desplegar nuestras cualidades, / porque encontraremos nuestra plenitud personal /en la entrega sincera y desinteresada a los demás. / Felices los que sentimos en nuestro ser / que Dios ha querido que todos formemos una sola familia / y que nos tratemos con Espíritu de hermanos, /  porque

construiremos la gran fraternidad mundial. / Felices los jóvenes que soñamos con formar una comunidad / en la cual la plenitud de la ley sea el amor, porque seremos cristianos sin fronteras. / Felices los jóvenes que descubrimos la Iglesia  / como la gran comunidad de hijos y hermanos, / porque se hace vida en nosotros el mensaje de Jesús. / Felices los que fundamentamos la vida comunitaria / sobre la comprensión, el diálogo, la sinceridad, la tolerancia, / el respeto mutuo y el amor acogedor, / porque diremos: ¡Qué hermoso es vivir unidos! / Felices nosotros a quienes nos va convivir juntos / como necesidad básica para llegar a ser personas, / porque estamos demostrando que todos / necesitamos de los demás para ser persona. / Felices los jóvenes que tenemos los ojos bien abiertos / a las realidades mis dolorosas de este mundo / y sabemos hacerlas nuestras, / porque nuestro corazón sentirá el amor de los hermanos.

Canto: Yo cantaré:

YO CANTARÉ AL SEÑOR UN HIMNO GRANDE. YO CANTARÉ AL SEÑOR UNA CANCIÓN ( BIS).  Mi alma se engrandece, mi alma canta al Señor. Proclama mi alma la grandeza de Dios; se alegra mi espíritu en Dios mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Cantad conmigo la grandeza …

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