SANTA RITA DE CASIA

RELIGIOSA. AGUSTINA

RITA, modelo de esposa, madre, viuda y religiosa, nació hacia 1381 en Roccaporena de Casia (Italia).

Se casó a los 14 años y tuvo dos hijos. Contribuyó de forma decisiva a la conversión de su esposo.

Su marido fue asesinado. La Santa no solo perdonó a los asesinos, sino que rogó al Señor para que sus hijos no vengaran la muerte de su padre. “Toma mi vida, Señor, e incluso la de mis hijos, antes de que ellos cometan un grave pecado”. Ambos hijos murieron jóvenes.

Cuando queda viuda, y sus hijos han muerto, reviven en ella los deseos de ingresar en el Monasterio de las Agustinas de Casia. Por tres veces la rechazan con el

pretexto de que es viuda y allí solo admiten a jóvenes vírgenes. RITA se lo pide insistentemente a Cristo. Sus plegarias son atendidas.

RITA, ya en el Convento, lleva una vida de estricta observancia, exquisita obediencia, cordial convivencia. Siempre sonriente y generosa, sacrificada por los demás, entregada a la oración y al bien común.

A los 61 años, ante el deseo de identificarse con Cristo y participar en los dolores de su pasión, cuando ora ante el Crucificado, recibe el estigma de una espina en la frente desprendida de la cabeza de Cristo. Durante 15 años será su martirio y su gloria.

Próxima a entregar ya su vida a Dios, se da el prodigio de la rosa: en pleno invierno, cuando toda la campiña está nevada, pidió a una prima que la visitaba que le trajera una rosa que estaba florecida en el huerto de la familia. Creyeron que deliraba. No obstante, la prima se sintió impulsada a ir al huerto y… ¡oh singular prodigio!  Allí encontró una linda rosa, crecida en un frondoso rosal, en medio de la nieve.

Murió el 22 de MAYO, fecha en que se celebra su FIESTA, del año 1447. Fue proclamada santa por León XIII el 24 de Mayo de 1900.

Nos acogemos a su intercesión, como “abogada de imposibles”, para que nos consiga la gracia de ser fieles imitadores de Cristo, como ella lo fue.

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